Quizá mañana...

 


Y como de compartir se trata deseo también que esta historia que tiene límites profundos, como euforias muy altas también, sea compartida por otra gente. No soy ejemplo de nada ni tampoco mis actos y la relación que he hecho de ellos no es un acto individual, ni solitario ni perdido en el mundo. Es un hecho más dentro de los 10.061.739 casos de COVID19 registrados en nuestro país. Todos ellos han padecido la pandemia de un modo u otro. Con total gravedad, incluida la muerte la que encontró a poco más de 130.000 personas, como a aquellos en que la enfermedad la padecieron con total solvencia. También a quienes no la sufrieron, padecieron lo que es el temor, o la tristeza de los conocidos o familiares que no pudieron sobrevivir o aquellos que ni siquiera pudieron despedir a sus seres queridos. Mi caso, también el de Alejandro, y de otros, no son hechos aislados o que deban ser recordados solo en el núcleo familiar. Ha sido un problema colectivo y como tal debe ser relevado, reevaluado y conversado para encontrar la resiliencia necesaria para los casos iguales o parecidos, en el presente o en el porvenir y que nos permita siempre sobrevivir incluso a través de una penosa resiliencia personal. La vida de todos se lo merece.

Horacio Agustín Walter

La historia que leerán a continuación es una crónica precisa de esos días aciagos en los que no sabíamos a ciencia cierta cuál sería nuestro destino. Horacio describe lo que sucedió allí con aguda precisión, basándose en sus intercambios de WhatsApp con su familia. No es una lectura fácil. He leído cada renglón de este libro y he sentido tristeza y alegría. He revivido sus palabras sinceras de aliento, su obstinada mirada optimista, su lucha por respirar mejor… 

Estoy convencido de que el lector, sin haber estado allí, percibirá y tomará como suyos esos momentos tan difíciles en la vida de un hombre: sus inquietudes sobre la muerte y la vida, la oscuridad y la luz, el irse o el quedarse de este lado. Afortunadamente, él se quedó con nosotros, y aquí nos regala este testimonio.

Alejandro Córsico


EN DESARROLLO...


No hay comentarios:

Publicar un comentario