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Quizá mañana...

 


NOTAS DE LOS LECTORES

 . Encontré  un escrito diferente a tus otros libros...pero con la misma agudeza e inteligencia para encontrar las palabras  y expresiones que describe el exacto momento de tantas emociones encontradas!!!!

Admirable tu fortaleza para recrear en estos escritos un momento tan difícil de tu Vida .... qué coraje el Escritor!!!!

R.T.

Reconozco que al principio no tenía demasiada expectativa ya que sabía de qué se trataba y conocía el feliz final de tu recuperación. Sin embargo  me sorprendió el camino de tu recorrido por esos casi 50 días entre soledad, miedo, fantasmas, incertidumbres y profundas reflexiones. Valoro tu lenguaje simple y las estrategias que usaste para salir a flote y recuperar lo cotidiano familiar amoroso con intensidad y sin grandilocuencias. Es una historia que cuenta lo humanamente sencillo pero profundo a tal punto que en lo diario, cuando estaba haciendo cosas de la casa por ejemplo, repiqueteaban en mí tus vivencias como un estado límite agobiante. Los pensamientos oscuros obsesivos tal vez que como humanos transitamos, en tu caso de manera exponencial.

Por otra parte los relatos de lo cotidiano, esas conversaciones simples de todos los días, el valor del apoyo de tu familia, de quienes te cuidaron. Atravesando toda esa complejidad Montse tu musa acompañándote

Es muy aleccionador tu relato que compartis sencillamente para encontrarnos en esto tan complejo que es la vida. Gracias Horacio y Montse!!! 😘😘

M.S.

Y como de compartir se trata deseo también que esta historia que tiene límites profundos, como euforias muy altas también, sea compartida por otra gente. No soy ejemplo de nada ni tampoco mis actos y la relación que he hecho de ellos no es un acto individual, ni solitario ni perdido en el mundo. Es un hecho más dentro de los 10.061.739 casos de COVID19 registrados en nuestro país. Todos ellos han padecido la pandemia de un modo u otro. Con total gravedad, incluida la muerte la que encontró a poco más de 130.000 personas, como a aquellos en que la enfermedad la padecieron con total solvencia. También a quienes no la sufrieron, padecieron lo que es el temor, o la tristeza de los conocidos o familiares que no pudieron sobrevivir o aquellos que ni siquiera pudieron despedir a sus seres queridos. Mi caso, también el de Alejandro, y de otros, no son hechos aislados o que deban ser recordados solo en el núcleo familiar. Ha sido un problema colectivo y como tal debe ser relevado, reevaluado y conversado para encontrar la resiliencia necesaria para los casos iguales o parecidos, en el presente o en el porvenir y que nos permita siempre sobrevivir incluso a través de una penosa resiliencia personal. La vida de todos se lo merece.

Horacio Agustín Walter

La historia que leerán a continuación es una crónica precisa de esos días aciagos en los que no sabíamos a ciencia cierta cuál sería nuestro destino. Horacio describe lo que sucedió allí con aguda precisión, basándose en sus intercambios de WhatsApp con su familia. No es una lectura fácil. He leído cada renglón de este libro y he sentido tristeza y alegría. He revivido sus palabras sinceras de aliento, su obstinada mirada optimista, su lucha por respirar mejor… 

Estoy convencido de que el lector, sin haber estado allí, percibirá y tomará como suyos esos momentos tan difíciles en la vida de un hombre: sus inquietudes sobre la muerte y la vida, la oscuridad y la luz, el irse o el quedarse de este lado. Afortunadamente, él se quedó con nosotros, y aquí nos regala este testimonio.

Alejandro Córsico